Parte I
Parte II
Estábamos
ingresando a la biblioteca cuando mi hermano volvió a retenerme por la manga de
mi camisa.
-Por ahí no-
dijo, y señaló el cuarto del lado opuesto-. Es ahí.
No le
pregunté nada; no había tiempo para hacerlo. Los muertos estaban trepando por
la barricada y muy pronto los tendríamos sobre nosotros. Me arrojé sobre la
puerta que había indicado mi hermano e ingresamos al lugar. Era un sitio muy
pequeño, un cuarto trastero más que otra cosa, abarrotado de infinidad de
chucherías y cosas sin valor. Detrás de una estantería metálica, repleta de
trofeos deportivos y manualidades de cerámica, vi una escalera que conducía a
una puerta rectangular en el techo, cruzada por una falleba de hierro. Miré a
mi hermano, interrogante.
-¿Por aquí...
-Noli me
mostró este lugar. Dijo que podemos subir a la terraza- explicó.
No tenía idea
quién era Noli, pero supuse que debía tratarse de uno de sus compañeritos, tal
vez un chico lo suficientemente intrépido como para explorar las penumbras del
segundo piso. Rápidamente, sin pensarlo un segundo, subí las escaleras y retiré
la traba: la puerta rectangular se abrió de un solo tirón, y la luz del día
penetró a raudales en el sitio. Torné la mano de mi hermano y lo ayudé a subir;
y luego hice lo mismo con los otros dos chicos que permanecían con nosotros.
Estaba subiendo los últimos peldaños cuando sentí un dolor sorpresivo y
agudísimo en la pierna, que me hizo gritar. A punto estuve de resbalarme y
caer, y probablemente hubiese caído de no haber sido por los otros chicos, que
me sostuvieron y me ayudaron a subir. Maldiciendo por el dolor, me di vuelta y
miré hacia abajo: había alguien allí, en el cuarto que acabábamos de abandonar,
gruñendo y tirando manotazos. Al principio no lo pude reconocer, pero luego
observé su espalda y solté un gemido de consternación; tenía una mochila de
Disney colgando de los hombros. Sólo que ahora la mochila estaba desgarrada y la
cara de aquel chico había desaparecido; la había reemplazado una máscara de
sangre y huesos. Sujeté la escalera y comencé a subirla. El niño de la mochila,
que probablemente había quedado ciego, escuchó el ruido trató de aferrarse a
los escalones de metal, pero perdió el equilibrio y cayó hacia atrás. Con ayuda
de mi hermano y los otros dos chicos, terminamos de subir la escalerilla y la
arrojamos sobre la terraza.
Y entonces me dejé caer en el piso.
-¿Estás bien?- me preguntaron los chicos. Pero no, no estaba bien. El mundo me
daba vueltas y sentía ganas de vomitar. Con esfuerzo abrí los ojos y lo primero
que vi fue la carita de mi hermano, fruncida en un gesto de preocupación.
Entonces supe que no podía permitirme un momento de debilidad, aquellos chicos me
necesitaban. Me incorporé como pude y luego me examiné la herida. El niño de la
mochila de Disney me había mordido en los tobillos, en la parte expuesta entre el zapato y la pernera del pantalón. Era una herida muy fea y
profunda, y supe que tendría que hacer un torniquete para no seguir perdiendo
sangre. Me saqué una media y la enrollé con fuerza alrededor de la pantorrilla,
y luego me acerqué renqueando a un charco de agua acumulado en un canalón y
limpié un poco la herida. La operatoria no debió haberme llevado más de dos
minutos, y en ese lapso de tiempo comenzamos a escuchar golpeteos en el cuarto
de abajo. Eran los muertos. No podrían subir porque habíamos quitado la
escalera, pero si en realidad eran tan inteligentes como yo sospechaba, tarde o
temprano descubrirían la forma de hacerlo.
Me agaché y bebí un poco de agua del
canalón. Estaba turbia pero parecía buena. La lengua en mi boca se había
transformado en algo seco y rasposo. La herida en mi pantorrilla ardía en un
fuego que subía por toda la pierna, aunque intuía que aquello no había hecho
más que comenzar.
-Te vas a convertir en uno- me dijo de repente uno de los chicos, observando mi
tobillo.
Hice un esfuerzo y levanté la mirada.
-¿Qué cosa?
-En un zombi. Es lo que pasa en las películas. Cuando te muerden, te contagian
el virus.
-Puede ser- dije, y de inmediato miré a mi hermano, que volvía a mostrar su
rostro triste y preocupado-. Pero no fue eso lo que le pasó a la profesora Lidia.
-¿La maestra de matemáticas?
Asentí.
-Ella
simplemente… se desplomó- expliqué. Sentía que el mundo me daba vueltas, pero
de alguna manera hablar me hacía sentir un poco más fuerte-Fue al ver a los
primeros muertos en la calle. Creo que quedó muy impresionada y debió tener un
paro cardíaco, o algo así. Pero luego, sin que ningún muerto la mordiera, revivió
y mató a la directora Barrios.
-¿De verdad?- dijo el chico, impresionado-. Tal vez no estaba muerta, entonces.
-Si no lo estaba, ¿por qué entonces mordió a la directora?
El chico se encogió de hombros, como si el tema ya no le interesara.
Pasaron algunos minutos. Abajo, en el cuarto trastero, los muertos aullaban y
golpeteaban las paredes y rompían cosas. Pensé que me volvería loco si debía
escucharlos durante mucho más tiempo, aunque aparentemente no teníamos
alternativa. La terraza de la escuela era amplia y había muchos sitios donde
esconderse, pero estaba aislada del resto de los edificios. Lo único que quedaba
era esperar. Cuando creí reunir las suficientes fuerzas, me acerqué renqueando a
la abertura de la puerta cuadrangular y, cuidadosamente, miré a través de ella.
Allí abajo, en el estrecho recinto, debía haber cincuenta o más muertos, todos
ellos apretujándose y golpeándose entre sí. Algunos de ellos me vieron y
entonces alzaron las cabezas y comenzaron a rugir, pero fueron la minoría. Me
alejé del lugar y me acerqué al extremo norte de la terraza, para mirar hacia
la calle. Me detuve cerca del borde y por un momento pensé que caería. Vi una
sombra detrás de mí y luego escuché la voz de mi hermano que decía:
-Están por todos lados.
Un rápido vistazo alrededor me hizo estar de acuerdo con él. Había muertos por
doquier. Pululaban en las calles y en los espacios abiertos, caminando o
corriendo hacia algún lugar. Las esquinas estaban bloqueadas por los coches, y
había por lo menos cinco o seis focos de incendio en unos diez kilómetros a la
redonda. Se escuchaban disparos e incluso explosiones. Vi a una mujer, en un
edificio cercano, refugiándose en el balcón de un décimo piso; sus cabellos y
su vestido blanco ondeaban frenéticamente en el viento. Al cabo de un rato, la
puerta balcón se rompió y emergieron de allí unas manos que trataron de
aferrarla, pero la mujer retrocedió y subió a horcajadas sobre la barandilla. Y
luego, simplemente, se arrojó al vacío. La caída debió durar unos dos o tres
segundos, pero en mi mente fue mucho más, de hecho en las noches más oscuras
aún puedo seguir contemplando la trayectoria vertical de su cuerpo, que
golpeaba contra los otros balcones y se iba descalabrando en el camino. Cuando
finalmente cayó hizo un horrible ruido, algo así como un “plaf” húmedo y carnoso,
y sus piernas quedaron en una posición de gimnasta, con los talones apoyados en
la espalda. Al cabo de unos minutos,
aquellas piernas imposiblemente dobladas comenzaron a moverse, y la mujer alzó
la cabeza y empezó a arrastrarse por la vereda, dejando un rastro de sangre
tras de sí.
Puse una
mano sobre el hombro de Diego.
-Vamos- le dije-. No es bueno ver esto- y luego agregué algo que, en
consideración de las circunstancias, sonó verdaderamente estúpido:-Tendrás
pesadillas.
-Noli dijo que pasaría todo esto- dijo mi hermano. Tenía los ojos vidriosos,
como si fuesen dos horribles y hundidas canicas.
-¿Ah, sí? ¿Y quién es Noli?
-Mi amigo. Fue por eso que me mostró la escalera del segundo piso: dijo que la
necesitaríamos más adelante.
Lo miré con mayor interés. No sabía si creerle o no, aunque sabía que mi hermano
no era muy propenso a las mentiras.
-¿Y qué más te dijo Noli?
Mi hermano se rascó la cabeza y luego miró hacia el cielo.
-Me explicó cómo sería todo. Y no se equivocó. Dijo que nuestros abuelos
morirían, pero luego regresarían de la muerte. Y lo mismo con toda la gente del
mundo- bajó la vista y observó mi herida-. ¿Te duele?
-Un poco- mentí. En realidad me sentía al borde del desmayo, pero el asunto de
Noli me interesaba mucho más y me obligaba a ignorar el dolor-. Escucha, quisiera
que me cuentes sobre ese tal Noli.
-No debes preocuparte por lo que dijo el otro chico. No te contagiarás por la
mordedura de un muerto.
-¿No? ¿Eso también te lo dijo...
-Noli, sí, me lo dijo él. Dijo que solamente las personas muertas entrarían en
ese… ese…
Buscó la
palabra en su mente, y yo lo ayudé a encontrarla:
-¿Estado? -Tal vez- dijo, encogiéndose de hombros-. Y también dijo que ellos nos odian.
-¿Los
muertos?
Asintió y luego una lágrima, única y brillante bajo la luz del Sol, corrió por
sus mejillas.
-Nos odian a nosotros, porque estamos vivos. Y quieren que seamos... como
ellos. Nos odian, ¿entiendes? No pararán hasta matarnos a todos…
Lo abracé.
Su cuerpo pequeño temblaba y parecía muy frío. Él lloró durante unos minutos, y
yo también lloré, empapando sus hombros y el cuello de su uniforme. La tensión y el miedo de aquel día quedaron expuestos con
nuestro llanto de hermanos, aunque no era un llanto liberador o de alivio:
sabíamos que la pesadilla recién comenzaba. Le besé la frente y le juré que
haría lo posible para que no le sucediera nada malo; que tomaría el rol de nuestros
abuelos y lo protegería. Él limpió sus lágrimas y asintió, tal vez intuyendo
que mi promesa era sincera, pero que podía caer en un abismo sin red en cualquier
momento. Pensé en preguntarle más sobre el tal Noli, pero luego concluí que no
era el momento adecuado para hacerlo. Y entonces un ruido de bocinazos nos
sobresaltó.
Regresamos al borde de la terraza y miramos. Una camioneta de doble tracción se
abría paso por las calles, a un paso casi de hombre, seguida por unos veinte o treinta
muertos, que trataban de romper los vidrios e ingresar. De inmediato uno de los
chicos que permanecía con nosotros, el que me había augurado un destino de
zombi, comenzó a saltar y a gritar:
-¡Es mi papá! ¡Viene a rescatarme! ¡Sabía que vendría por mí!
Comenzó a hacer señas y aspavientos con sus manos; por sus mejillas resbalaban
lágrimas de alivio y alegría. La camioneta se detuvo y lanzó un renovado concierto de bocinazos. Los muertos rodeaban el vehículo y yo
no podía imaginarme cómo el padre de chico se las arreglaría para llegar hasta
nosotros y rescatarnos. Estaba pensando en eso cuando uno de los muertos, un
gordo de pijamas destrozados, recogió una piedra y la arrojó sobre el
parabrisas, astillándolo. De inmediato la camioneta trató de retroceder, pero quedó atascada
entre dos coches en la calle. Hubo más piedrazos y finalmente los vidrios de
los laterales cedieron. El chico a nuestro lado gritó, mientras los muertos se
metían en la cabina de la camioneta y los vidrios del parabrisas quedaban salpicados
en sangre.
-¡Papá!- gritó el chico, e hizo ademán de saltar a la calle. Yo me arrojé sobre
él y lo sujeté de la camisa, pero no fui lo suficientemente rápido: el chico perdió el equilibrio y cayó de espaldas sobre la vereda. Aún
estaba vivo cuando los muertos corrieron hacia él; en cuestión de segundos lo
destrozaron. Los bocinazos de la camioneta se interrumpieron segundos después,
y ya no volvimos a escuchar más nada, excepto el griterío excitado de los
muertos en el cuarto trastero.
Yo me senté sobre una tubería que zigzagueaba sobre el techo, y me llevé ambas
manos a la cara.
-No llores- dijo mi hermano, acercándose y sentándose a mi lado.
-No estoy llorando. Al menos, no por ese chico. Ni siquiera sabía su nombre,
¿entiendes?- le dije. Comprendí, quizás tardíamente, que mis palabras eran
duras y terribles, pero mi hermano pareció aceptarlas con naturalidad. Había
algo en todos nosotros que lentamente se iba apagando, cerrándose al horror,
como cuando veías esas películas con mucha sangre y muerte y al final te daba
lo mismo si el protagonista moría o no. Aparté las manos de mi cara y lo miré-.
Quiero que me digas algo, hermanito. Quiero que me hables de Noli. Es importante
que lo hagas. ¿Dónde lo conociste? ¿Por qué sabía tantas cosas sobre el futuro?
Y sobre todo: ¿dónde está ahora?
Mi hermano miró indeciso al otro chico, el que quedaba además de nosotros. Sin
dudas quería hablar, pero no delante de un extraño. Así que alejé al otro
muchacho con un pretexto cualquiera (le dije que fuera a mirar sí venía algún otro vehículo), y recién entonces mi hermano se relajó un poco.
-No quiero que otros escuchen.
-Lo sé- dije, algo impaciente. Sabía que no contábamos con mucho tiempo-. Ahora
dime todo lo que sepas de ese Noli, y si de alguna forma nos puede ayudar.
¿Quién diablos es?
-Noli...- dijo mi hermano, de repente pensativo-. Lo conocí en Internet, hace
dos meses. Me envió un video por Facebook. Él sabía lo que iba a pasar porque, bueno,
fue él quien empezó todo.
-¿Noli?
-Sí. Dijo
que nos preparásemos, porque el Apocalipsis ya estaba listo… y que él iba a
empezarlo en cualquier momento.
-¿Te dijo quién era?
-No, pero sí me habló de su nombre- su voz ahora era un susurro, y tuve que
inclinarme hacia él para escuchar sus palabras-. Dijo que podía llamarlo Noli,
aunque en realidad tenía cientos de nombres más. Aunque la mayoría de la gente
lo conocía por uno solo, pero al principio no le creí.
-¿Por qué?
-Porque ese nombre... - mi hermano me miró, como disculpándose de antemano por
alguna tontería que diría a continuación-. Ese nombre era el de Jesucristo…
(Continuará...)
Parte IV
Increible como siempre ,que manera la tuya cada día..... esta fantástico... saludos
ResponderEliminarUn saludo Sharoll!! Gracias por comentar!!
EliminarHola Mauro!!! Simplemente buenísima al igual que las dos primeras partes, y cómo todas tus historias. No me explico cómo haces para crear estas historias todas se merecen un 10. Ahora a esperar la continuación y luego que apenas es viernes jaja.... un saludo.
ResponderEliminarJaja hay que esperar un poco, Raquel, el martes la historia termina. Te mando un saludo.
Eliminarrealmente genial, mas que genial.Me dejaste con la intriga, esperare ansiosa el martes para seguir leyendo,suerte.Un saludo y un abrazo.
ResponderEliminarATTE: PALOMA
Gracias Paloma!! Otro abrazo para vos.
EliminarWoow verdaderamente mis respetos tienes todas y cada una de las cualidades para ser un gran escritor FELICIDADES POR TU GRAN DEDICACION Y TALENTO PARA ESTO DE ESCRIBIR BLESSINGS ^.^
EliminarHola Ana, gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado la historia. Un abrazo.
EliminarHolas , comence leyendo tus historias hace unos dias y no pude parar , ya las lei todas, me facinaron !!!!! estoy a la espera de mas cuentos , eres genial !!! y espero q ´publiques mas seguido =) . Muy buenas historias .....
ResponderEliminarHola Marilu, bienvenida al blog, muchas gracias por tus palabras. Publico lo más seguido que puedo, pero a veces algunas historias me dan más trabajo que otras. Te mando un abrazo.
EliminarOla q tal ..... estan bien interesantes tus obras cuando publicas la 4 parte..
ResponderEliminarAtte:javier
El martes, Javier. Un saludo!!
EliminarDesde que mencionaron al tal Noli ya me parecia que el iba a tener que ver con todo lo que esta pasando... pero al final cuando el niño revelo que a Noli lo llamaban tambien Jesuscristo, me hizo pensar: es algo divino que se venga de los seres humanos? o es algo diabolico que se hace pasar por el salvador y mata a los seres humanos? o talvez es una persona comun y corriente que hizo algun tipo de experimento para que todo eso pasara?? .
ResponderEliminarEspero que tu proximo relatos me quite todas las dudas...
Te espero el martes!
Jaja Nare, acertaste en alguna de esas opciones, ya verás el martes... Abrazos!!
Eliminarwoow! me dejas sin palabras mauro simplemente magnifico como ha venido siendo el principio de la historia estoy anciosa x saber el final te ha quedado magnifico ya ansio leer el final y espero no te olvides de la historia q te pedi un abrazo att kary
ResponderEliminarGracias Kary, espero que el final te parezca igual de bueno. Y no, no me olvido de tu relato, paciencia!! Un abrazo.
EliminarOla mauro .El 4 capitulo es el final o lo vas a seguir alargando . Un saludo.
ResponderEliminarAtte:javier
Supuestamente el 4º capitulo es el último, pero nunca se sabe... Un saludo, Javier!!
EliminarOstras,Mauro!!!! El Apocalipsis!!!!! Buenísimo como siempre que te voy a decir,esperando el desenlace,mis felicitaciones!!!
ResponderEliminarGracias Manoli, como siempre, por estar ahí y comentar. Besos
EliminarNo desperdicies este talento innato que tienes...busca la manera de plasmar tus historias en otros medios...está historia de los moradores del polvo merece un 10 sobre 10 y un pulgar arriba porque la historia está muy buena...eres un genio en la literatura del terror
ResponderEliminarHola Ovidio, yo considero a este blog como un buen medio para darme a conocer, ahora estoy terminando una novela de terror, y a ésta sí trataré de publicarla por alguna editorial. Te mando un saludo, muchas gracias por tus palabras!!
Eliminarsi de todas maneras , yo seria una de las primeras en comprar tu libro , tienes una manera de escribir !!!!!! realmente quedas atrapada al empezar a leer tus relatos .Un saludo!!!1
EliminarUn saludo para vos, Marilu!! Ya habrá más novedades del libro!!
EliminarMuy buena... deberias hacer mas de estas
ResponderEliminarYa espero el martes.Saludos
Ok, lo tengo en cuenta. Un saludo.
EliminarMuy padre hazla mas larga porfa esta rebuena att:jorge
ResponderEliminarYa anuncié que el martes sería la última parte, pero lamentablemente eso no era cierto, me di cuenta mientras lo escribía... habrá al menos dos partes más!! Un saludo
EliminarOrale k chido
EliminarLa leche pero... un niño de 5 años usando faceboock? Es algo raro y algunos detalles me rayan, pero espero la parte IV con ganas!
ResponderEliminarA mí también me raya jaja, si tuviera que escribirla otra vez, diría que el niño tiene siete años... son los riesgos de escribir una historia por partes!!
EliminarHola Mauro... Sólo quería felicitarte por el talento indiscutible que tienes para redactar este tipo de historias.. Me han fascinado todas y obviamente me has dejado con la curiosidad de leer sobre el final de ésta. La espero ansiosa.. Saludos.
ResponderEliminarHola Sandra, te agradezco mucho tus palabras; espero tenerte seguida por aquí. Mañana seguro publico la parte siguiente. Un abrazo.
EliminarMuy buena. Esperando la siguiente parte.
ResponderEliminarHola, la verdad estoy fascinado con tus historias son geniales, ya quieronla continuacion de esta y que salgan mas :), igual me gustaria alguna de algunos soldados de la segunda guerra mundial, o un lugar donde haya habido acontecimientos del estilo, un saludo y sigue asi:)
ResponderEliminarGracias por comentar, Roberto. Me gusta la idea de la segunda guerra mundial. Te mando un abrazo!!
Eliminarstoy esperando la continuacion , donde esta???????? ya estamos Martes .... buuuuuuu!!!! porfis escribe la cuarta parte , stoy que me muero de las ansias por leerlo =)
ResponderEliminarHola Mauro!! Primero que nada saludarte esperando estés bien...... ahora si a lo que venía jajaja «YA ES MARTES» y nada de historia:'(, Saludos....
ResponderEliminarSoy de Bolivia pero viajó constante a buenos Aires a fin de aňo, espero poder comprar libros tuyos...los leería con gusto
ResponderEliminarque padres tus historias me gusto mucho esta espero que hagas mas de estas
ResponderEliminarOk, te mando un saludo,.
Eliminar2016-4-26 leilei
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