Me enteré de la existencia del misterioso whatsapp durante
una reunión con amigos. Al parecer, hay un mensaje que anda dando vueltas por
los celulares de la gente, de alguien que simplemente te dice: “Hola”. Se trata
de un número desconocido, y no hay que abrir el mensaje porque, siempre según esta
leyenda urbana, pertenece al de una persona que ha fallecido en forma
estremecedora y puede, por lo tanto, resultar una comunicación totalmente traumante.
Reconozco que me reí de la leyenda porque me parecía
ridícula. ¿Qué clase de espíritu, por el amor de Dios, querría comunicarse con
alguien a través del whatsapp? Y, sobre todo, ¿por qué?
La idea era tan absurda que me reí durante el resto de
camino a casa, sin poder parar. Estaba tan entretenido riendo que no me percaté
de la sombra furtiva que comenzó a seguirme y, ya cerca de un baldío, se
abalanzó sobre mi cuerpo y le hundió una docena de puñaladas.
Ahora me encuentro en un lugar frío, oscuro, mustio. Alzo la
voz y nadie me escucha, el eco se pierde en una eternidad y yo… yo sólo quiero
abrazarme a mí mismo y llorar hasta perder la memoria.
Una figura se acerca trastabillando. Es un chico: tiene los
ojos tristes y un tajo que le recorre el vientre de lado a lado, como un veloz
zigzaguear.
-Toma- me dice alcanzándome un celular-. Lo estoy intentando
desde hace años, pero nunca nadie me responde.
Así que agarro el celular y con dedos temblorosos,
desesperados, una y otra vez tecleo:
Hola
Hola
Necesito ayuda
¿Hay alguien ahí?
Estoy atrapado en un lugar extraño y no puedo salir.
Hola
Hola
Hola